Mondo Cane creó un género y eso es decir mucho. En realidad el Mondo, que así se denominó este sub-género en homenaje o clara referencia comercial a un éxitoso film, no es sino un refinado exponente italiano de innumerables documentales cinematográficos que ya se emitían décadas atrás en los cines. Por ejemplo, su equivalente español sería los NODOS, aquellos antiguos compendios de noticias y curiosidades que en un formato de noticiario, narrados con una voz en off, se emitían antes de las películas en los cines, para informar a los espectadores, ya que la televisión era un medio minoritario. Era la época de la radio, la reina y señora de los medios de comunicación. ¿Quién no tenía una radio? Todo el mundo. Familias enteras se reunían noche tras noche alrededor de su amada radio. En cambio solo unos pocos podían permitirse comprar un televisor, que aparte de ser en blanco y negro solo emitían un solo canal, como en España que se empezó a emitir en 1956 y solo por una determinadas horas. ¡Imaginaros! O sea que cuando se estrenó Mondo Cane en 1962, es decir 6 años más tarde, la cosa fue toda una conmoción. Primero porque la mayoría de las televisiones nacionales estaban profundamente censuradas. Imaginaros la televisión española del franquismo, o el resto de las televisiones europeas. O incluso la televisión norteamericana, que predicaban tras la victoria de la segunda guerra mundial una visión del mundo ambiciosa, muy utópica y muy maravillosa, preciosa e idealista. Olvidaros en aquellos años de National Geographic o Discovery Channel. Hablamos de que se estrenó un film-documental en salas de cine, que lo que pretendía era hacer un recorrido por el mundo mostrándonos la asombrosa diversidad humana, cultura y ritual. Una visión bastante ligera y chispeante, como un comic barato, porque por favor que alguien me explique como en 2 horas un documental puede condesar toda la esencia del ser humano y todas sus curiosidades. No harían falta un documental sino decenas de miles para acercarse a dicho propósito. Por eso Mondo Cane no pude ser catalogada como un documento profundo, amplio o sagaz en dichos sentidos, sino como un ligero pero valiente intento de "mostrar muchas cosas de muchas partes del mundo". Cuando ahora, en el 2007, se habla mucho de conceptos como globalización, internet o eliminaciones de fronteras, o de fenómenos tan importantes como la inmigración, que traslada costumbres y culturas de países a otros, Mondo Cane acercó a todo el mundo el concepto de DIVERSIDAD CULTURAL. Eso es Mondo Cane, una aproximación tan poco científica y racional a dicho concepto, como descarada y ligera, como cualquier film de explotación italiano. Pero la cosa funcionó: vemos como decapitan en un ritual militar a varias vacas con una espada, como tribus matan a palos a cerdos para comerselos en un gran festín, o como un pueblo de pescadores está terriblemente mutilados por los tiburones y que en un acto vengativo los atrapan para meterles un erizo marino en sus bocas, que los revienta por dentro. O la escena final en Papua Nueva Guinea, en que una tribu adora los aviones y piensan que son dioses o vehículos que te llevan a un mundo mejor, y que primitivamente reproducen en las junglas un avión, una pista de aterrizaje y una torre de control, hecho todos con troncos, ramas y hojas, esperando inutilmente atraer a un avión que lleve a esa tribu al paraiso. Es facinante ver esas caras primitivas incapaces de comprender que son los aviones, su tecnología y funcionalidad. Mondo Cane mostró escenas diversas y variopintas a veces con una crudeza tan real como impactante. Esa falta de censura, es la que calificó a estos films como bizarros, terroríficos e inhumanos, comparándoselos como a films de terror. Eso fue la decadencia lógica del mondo ante la creciente influencia de las televisiones: mostrar ya no escenas curiosas que se emitían en todos lados, sino escenas crueles y muy fuertes que nunca se pondrían en una televisión. Creo que Mondo Cane fue algo especial en todos los sentidos y visto hoy en día es material viejo y más pasado de moda que los cuentos de Agapito. Ahora solo perdura en la momoría de los nostálgicos que lo vieron en los cines y fliparon con su metraje, de los cinéfilos que lo encumbran como exponente de un sub-género explotation marranero y poco mas. Mondo Cane enseñó a principio de los 60 la grandeza de un mundo inmenso y loco, hermoso y cruel, increible y grotesco. UN REFERENTE DE UN TIPO DE CINE YA DESAPARECIDO.
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