Antes de analizar el film, que me han pedido en reiteradas ocasiones, comentaré una graciosa e inolvidable batallita que me sucedió tras verlo. De verdad que fue la repera... Juzgad vosotros mismos.
Resulta que tras ver el film en Barcelona, España, de estreno, me fui a cenar. Estaba con dos compañeros de trabajo, Santos, un tipo alto, andaluz, guaperas y que se las follaba a todo. La verdad que el tipo era atractivo. Por otro lado estaba la Pedraja, una pelirroja que trabajaba de recepcionista, pecosa, muy simpática y salerosa.
Resulta que decidimos ir al restaurante Orotava, cerca de Paseo de Gracia, y que ya no existe. Un sitio pequeño, muy exclusivo, caro y elegante a donde iban a comer famosos, gente importante, de dinero y políticos. Hasta el presidente de Cataluña, Jordi Pujol, iba a veces a cenar al Orotava, que no era moco de pavo, ojo.
Nos sentamos en una mesa, al fondo, y el maitre nos tomó nota. Pedimos tres entrante y tres segundos. Nos comimos todo como limas. ¡Joder, pareciamos leones! Entonces cuando el maitre se acercó a tomarnos los postres, resulta que pedimos las cartas, miramos los platos y pedimos tres segundos mas. El tipo pensaría: "Estos vienen con mucha hambre" Total que tras comernos los nuevos platos pedimos las cartas de nuevo y pedimos otra tercera tanda de tres segundos, que incluían platos como jabalí, etc... Total que el maitre alucinaba y cuando se iba con la comanda de los nuevos platos salte yo y grité: "¡Y por favor, a parte de todo eso traigame un besugo!" El tipo me miraba acojonado.
No era normal que tres personas se metieran entre pecho y espalda tres primeros, seis segundos platos, y pidieran otros tres segundos y un besugo. Entonces es cuando salió el dueño, un señor mayor, con una sonrisa de oreja a oreja. Nos quiso dar la bienvenida a su local y tal, muy efusivamente y nos preguntó. "¿Alguien les recomendó este sitio o han escuchado hablar de él en algún lado?"
Entonces os juro por mi santa madre, que me salió de alma la mentira más bellaca, solida y fría que he soltado en mi puta vida. Dije algo, que no yo mismo se como diablos dije eso con tanta credibilidad como frialdad, casi al instante, sin pensarlo. tanto Santos como la Pedraja me miraban boquiabiertos, sin poderse creer lo que yo decía.
"Papa me dijo que aquí se come bien" Dije como quien no quiere la cosa. El dueño se quedó como loco."¿Tú padre viene a comer aquí? ¿Quién es?"
A lo que respondí. "Patxi" (Aclaro que Patxi significa Francisco en el idioma vasco, una lengua del norte de España)
"¿Patxi?" Preguntó el dueño desconcertado.
"Joder, Patxi, claro que si" Dije como indignado de que no lo conociera. "Mi padre, coño, el que tiene todos esos hoteles en el país vasco. ¿No te acuerdas de él o que?"
El pobre hombre alucinaba. El joven de 21 años que estaba sentado en la mesa, decía que su padre era en primer lugar vasco, empresario, que venía a comer a su restaurante y que encima tenía hoteles. ¿Cuantos vascos empresarios tiene hoteles? ¡Un montón claro está! Así que el hombre debió de relacionarme con alguno que frecuentaba su local.
"Si... ¡SIII! Patxi, ya se quien es tu padre. ¿Tú eres su hijo?" Me preguntó entusiasmado el hombre.
Total que el tipo llamo al maitre y nos invitó a CHAMPAGNE FRANCÉS (2 botellas) de esas que cuestan en un restaurante unos 80 o 100 dólares cada una. Al final nos metimos todos los platos y hasta el puto besugo. Entre las botellas de vinos que nos soplamos y las de champagne quedamos colocados como piojos.
Fue gracioso el tema porque esa noche actuaba un mago, que instaló una pequeña mesita al lado de la nuestra y nos mostraba complejos juegos de cartas y cada vez que me decía que escogiera una, no sabía cual, porque estaba tan mamado que no me enteraba de un carajo. El mago veía que estabamos más para allá que para acá.
Al final de la orgía de comida, alcohol y tal, pagamos una factura supongo que estratosférica (ni me acuerdo cuanto) y el dueño me daba abrazos e incluso trajo bolsas con regalos para los tres: ceniceros del restaurante, souvenirs, botellas de vino... Que pasada.
Drácula es un film MARAVILLOSO y HERMOSO en todo el sentido de la palabra.
Francis Ford Coppola, autor de la inolvidable trilogía de El padrino, abordó un film de terror con una maestría, inteligencia y calidad asombrosa.
Como sucedió en el Titanic de James Cameron, tomó como base una historia más quemada que la pipa de un indio, y CONTADO EN ESENCIA lo mismo que nos han contado un millón de veces en otro millón de films anteriores de Drácula, le dio en primer lugar una textura mágica, una ambientación increible, una puesta en escena extraordinaria y un tono y ritmo encomiables.
En resumen las claves de la enorme calidad de este Drácula, que personalmente ME ENCANTA Y FASCINA, es el ritmo del relato, su dirección y su aspecto visual. Hasta el film posee una notable erotismo y escenas impactantes.
Además el film se apoya en un importante elenco de actores como Gary Oldman, Winona Ryder, Keanu Reeves, Anthony Hopkins o Monica Belluci. Un reparto sin dudas, de lujo.
Para mí es probablemente la mejor versión de Drácula. Es la más perfecta visualmente, la que menos me aburre (la vería un millón de veces extasiado) y en la que se siente la tragedia de la historia de amor, en equilibrio con los elementos terroríficos del film.
La película ganó tres Oscar: a mejor maquillaje, efectos de sonido y vestuario.
Con un presupuesto de 40 millones de dólares recaudó en USA 82 millones, siendo un film exitoso y que conveció tanto a la crítica como al público. Nadie quedó decepcionado con los resultados finales de la versión de Drácula que ideó Francis Ford Coppola.
Poco más tengo que decir de un film tan bueno. Es algo que debe de ser visionado y disfrutado porque se trata de algo único.
UN GRAN FILM. UNA OBRA MAESTRA.
Como anécdota muy curiosa e interesante respecto al film, resulta que Coppola quiso prescindir de toda clase de complejos efectos computerizados. Así pues contrató a un solvente equipo de efectos especiales que poco después le plantearon que muchas de las cosas que quería solo se podrían hacer mediante técnicas informáticas. Coppola los despidió y puso al frente de los efectos especiales a su hijo de 29 años, Roman Coppola, que investigó técnicas antiguas de efectos especiales e información académica al respecto y las aplicó al film. Técnicas muy rudimentarias y simples, en completo desuso, pero que sin duda le dieron al film ese aspecto tan sigular y especial.
Source URL: http://ojoknesublogs.blogspot.com/2009/03/dracula-francis-ford-coppola-dracula.htmlResulta que tras ver el film en Barcelona, España, de estreno, me fui a cenar. Estaba con dos compañeros de trabajo, Santos, un tipo alto, andaluz, guaperas y que se las follaba a todo. La verdad que el tipo era atractivo. Por otro lado estaba la Pedraja, una pelirroja que trabajaba de recepcionista, pecosa, muy simpática y salerosa.
Resulta que decidimos ir al restaurante Orotava, cerca de Paseo de Gracia, y que ya no existe. Un sitio pequeño, muy exclusivo, caro y elegante a donde iban a comer famosos, gente importante, de dinero y políticos. Hasta el presidente de Cataluña, Jordi Pujol, iba a veces a cenar al Orotava, que no era moco de pavo, ojo.
Nos sentamos en una mesa, al fondo, y el maitre nos tomó nota. Pedimos tres entrante y tres segundos. Nos comimos todo como limas. ¡Joder, pareciamos leones! Entonces cuando el maitre se acercó a tomarnos los postres, resulta que pedimos las cartas, miramos los platos y pedimos tres segundos mas. El tipo pensaría: "Estos vienen con mucha hambre" Total que tras comernos los nuevos platos pedimos las cartas de nuevo y pedimos otra tercera tanda de tres segundos, que incluían platos como jabalí, etc... Total que el maitre alucinaba y cuando se iba con la comanda de los nuevos platos salte yo y grité: "¡Y por favor, a parte de todo eso traigame un besugo!" El tipo me miraba acojonado.
No era normal que tres personas se metieran entre pecho y espalda tres primeros, seis segundos platos, y pidieran otros tres segundos y un besugo. Entonces es cuando salió el dueño, un señor mayor, con una sonrisa de oreja a oreja. Nos quiso dar la bienvenida a su local y tal, muy efusivamente y nos preguntó. "¿Alguien les recomendó este sitio o han escuchado hablar de él en algún lado?"
Entonces os juro por mi santa madre, que me salió de alma la mentira más bellaca, solida y fría que he soltado en mi puta vida. Dije algo, que no yo mismo se como diablos dije eso con tanta credibilidad como frialdad, casi al instante, sin pensarlo. tanto Santos como la Pedraja me miraban boquiabiertos, sin poderse creer lo que yo decía.
"Papa me dijo que aquí se come bien" Dije como quien no quiere la cosa. El dueño se quedó como loco."¿Tú padre viene a comer aquí? ¿Quién es?"
A lo que respondí. "Patxi" (Aclaro que Patxi significa Francisco en el idioma vasco, una lengua del norte de España)
"¿Patxi?" Preguntó el dueño desconcertado.
"Joder, Patxi, claro que si" Dije como indignado de que no lo conociera. "Mi padre, coño, el que tiene todos esos hoteles en el país vasco. ¿No te acuerdas de él o que?"
El pobre hombre alucinaba. El joven de 21 años que estaba sentado en la mesa, decía que su padre era en primer lugar vasco, empresario, que venía a comer a su restaurante y que encima tenía hoteles. ¿Cuantos vascos empresarios tiene hoteles? ¡Un montón claro está! Así que el hombre debió de relacionarme con alguno que frecuentaba su local.
"Si... ¡SIII! Patxi, ya se quien es tu padre. ¿Tú eres su hijo?" Me preguntó entusiasmado el hombre.
Total que el tipo llamo al maitre y nos invitó a CHAMPAGNE FRANCÉS (2 botellas) de esas que cuestan en un restaurante unos 80 o 100 dólares cada una. Al final nos metimos todos los platos y hasta el puto besugo. Entre las botellas de vinos que nos soplamos y las de champagne quedamos colocados como piojos.
Fue gracioso el tema porque esa noche actuaba un mago, que instaló una pequeña mesita al lado de la nuestra y nos mostraba complejos juegos de cartas y cada vez que me decía que escogiera una, no sabía cual, porque estaba tan mamado que no me enteraba de un carajo. El mago veía que estabamos más para allá que para acá.
Al final de la orgía de comida, alcohol y tal, pagamos una factura supongo que estratosférica (ni me acuerdo cuanto) y el dueño me daba abrazos e incluso trajo bolsas con regalos para los tres: ceniceros del restaurante, souvenirs, botellas de vino... Que pasada.
Drácula es un film MARAVILLOSO y HERMOSO en todo el sentido de la palabra.
Francis Ford Coppola, autor de la inolvidable trilogía de El padrino, abordó un film de terror con una maestría, inteligencia y calidad asombrosa.
Como sucedió en el Titanic de James Cameron, tomó como base una historia más quemada que la pipa de un indio, y CONTADO EN ESENCIA lo mismo que nos han contado un millón de veces en otro millón de films anteriores de Drácula, le dio en primer lugar una textura mágica, una ambientación increible, una puesta en escena extraordinaria y un tono y ritmo encomiables.
En resumen las claves de la enorme calidad de este Drácula, que personalmente ME ENCANTA Y FASCINA, es el ritmo del relato, su dirección y su aspecto visual. Hasta el film posee una notable erotismo y escenas impactantes.
Además el film se apoya en un importante elenco de actores como Gary Oldman, Winona Ryder, Keanu Reeves, Anthony Hopkins o Monica Belluci. Un reparto sin dudas, de lujo.
Para mí es probablemente la mejor versión de Drácula. Es la más perfecta visualmente, la que menos me aburre (la vería un millón de veces extasiado) y en la que se siente la tragedia de la historia de amor, en equilibrio con los elementos terroríficos del film.
La película ganó tres Oscar: a mejor maquillaje, efectos de sonido y vestuario.
Con un presupuesto de 40 millones de dólares recaudó en USA 82 millones, siendo un film exitoso y que conveció tanto a la crítica como al público. Nadie quedó decepcionado con los resultados finales de la versión de Drácula que ideó Francis Ford Coppola.
Poco más tengo que decir de un film tan bueno. Es algo que debe de ser visionado y disfrutado porque se trata de algo único.
UN GRAN FILM. UNA OBRA MAESTRA.
Como anécdota muy curiosa e interesante respecto al film, resulta que Coppola quiso prescindir de toda clase de complejos efectos computerizados. Así pues contrató a un solvente equipo de efectos especiales que poco después le plantearon que muchas de las cosas que quería solo se podrían hacer mediante técnicas informáticas. Coppola los despidió y puso al frente de los efectos especiales a su hijo de 29 años, Roman Coppola, que investigó técnicas antiguas de efectos especiales e información académica al respecto y las aplicó al film. Técnicas muy rudimentarias y simples, en completo desuso, pero que sin duda le dieron al film ese aspecto tan sigular y especial.
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