Un olvidado film en la línea supuestamente de las producciones de Hércules, Maciste y compañía, pero que se aparta de sus esquemas contra todo pronóstico, para ser clasificado en realidad como una rareza.
Es por ello que tiene la etiqueta de ser un film maldito, raro y fracasado.
La historia va de que hace 20.000 años un gigantesco cachas llamado Obro (Gordon Mitchell) peregrina para la Atlántida en busca de un hipotético lugar mejor para vivir, y lo que se encuentra es una civilización muy científica y avanzada, pero tan corrupta como desalmada.
Los líderes atlantes se han vuelto supersticiosos y fanáticos, intentando por todos los medios científicos de los que disponen de detener una terrible tormenta electromagnética que se avecina y que puede significar el fin de la Atlántida.
Por otro lado el hijo enfermo del monarca dictador y malvado está cerca de morir, pero puede ser salvado sí se le transfiere la fuerza y el poder de Obro.
Es por ello que para comprobarse de que es realmente fuerte Obro, se le somete a una serie de tests bizarros, enfrentándolo contra toda clase de dispares enemigos: un gigante peludo medio prehistórico y una tribu de enanos caníbales. ¡OS LO JURO!
Al final de la película, entre peleas y confrontaciones, pues como adivinareis, la Atlántida sufrirá una inevitable catástrofe que hará que se hunda en el mar.
La película es extraña porque como film de Hércules no funciona demasiado bien. El personaje del cachas pese a ser el protagonista, pinta mas bien poco, y por otro lado el film no tiene demasiada acción y esta, cuando hace acto de presencia, es mas bien sobria y poco dinámica.
Luego está la puesta en escena del film que tiene dos aspectos a analizar, según mi ojo observador.
Por un lado es un film con una influencia muy camp, a lo Flash Gordon, con notables elementos de ciencia ficción.
Y por otro lado su estética y ritmo lo hacen casi una especie de reinterpretación u homenaje al cine de los años 20, lease de clásicos como el film alemán Metropolis (1927) de Fritz Lang.
Los decorados son deliveradamente muy artificiales, y frecuentemente compuesto de acentuadas formas geométricas. Luego son filmados de tal forma que ellos son los protagonistas, no los actores que discurren por ellos.
La iluminación es proyectada de tal forma sobre los escenarios que toma tintes muy dramáticos y expresionistas. A veces uno tiene la impresión de que está ante obras de arquitectura de Erich Mendelsohn o Rudolf Steiner, notables arquitectos alemanes.
El director Umberto Scarpelli no fué la opción adecuada para dirigir el film, a tenor de los resultados finales. Los productores lo escogieron porque era un experimentado director de segunda unidad que había trabajado en muchos films italianos de los años 30, 40 y 50. Y porque además había escrito el guión del film de La furia de los bárbaros (1960) una de romanos y cachas que sí gustó bastante en su tiempo.
Scarpelli hizo una película rollo Maciste, pero sin demasiada acción, con un ritmo muy pausado y estático, con unos colores sobrios alejado de la purpurina y lentejuelas brillantes de films coetaneos, y con una estética visual para nada contemporanea (me refiero a los años 60 de aquel entonces) sino muy similiar al cine de los años 20 alemán.
La película fué un fracaso en su tiempo y fué considerada como "rara y excéntrica". De hecho fué la última película que dirigiría Umberto Scarpelli que en aquel entonces tenía 57 años, dejando de trabajar, practicamente, en la industria del cine.
Personalmente el film no me convenció demasiado, pero he de reconocer que tiene hallazgos visuales interesantes y de calidad.
Es por ello que tiene la etiqueta de ser un film maldito, raro y fracasado.
La historia va de que hace 20.000 años un gigantesco cachas llamado Obro (Gordon Mitchell) peregrina para la Atlántida en busca de un hipotético lugar mejor para vivir, y lo que se encuentra es una civilización muy científica y avanzada, pero tan corrupta como desalmada.
Los líderes atlantes se han vuelto supersticiosos y fanáticos, intentando por todos los medios científicos de los que disponen de detener una terrible tormenta electromagnética que se avecina y que puede significar el fin de la Atlántida.
Por otro lado el hijo enfermo del monarca dictador y malvado está cerca de morir, pero puede ser salvado sí se le transfiere la fuerza y el poder de Obro.
Es por ello que para comprobarse de que es realmente fuerte Obro, se le somete a una serie de tests bizarros, enfrentándolo contra toda clase de dispares enemigos: un gigante peludo medio prehistórico y una tribu de enanos caníbales. ¡OS LO JURO!
Al final de la película, entre peleas y confrontaciones, pues como adivinareis, la Atlántida sufrirá una inevitable catástrofe que hará que se hunda en el mar.
La película es extraña porque como film de Hércules no funciona demasiado bien. El personaje del cachas pese a ser el protagonista, pinta mas bien poco, y por otro lado el film no tiene demasiada acción y esta, cuando hace acto de presencia, es mas bien sobria y poco dinámica.
Luego está la puesta en escena del film que tiene dos aspectos a analizar, según mi ojo observador.
Por un lado es un film con una influencia muy camp, a lo Flash Gordon, con notables elementos de ciencia ficción.
Y por otro lado su estética y ritmo lo hacen casi una especie de reinterpretación u homenaje al cine de los años 20, lease de clásicos como el film alemán Metropolis (1927) de Fritz Lang.
Los decorados son deliveradamente muy artificiales, y frecuentemente compuesto de acentuadas formas geométricas. Luego son filmados de tal forma que ellos son los protagonistas, no los actores que discurren por ellos.
La iluminación es proyectada de tal forma sobre los escenarios que toma tintes muy dramáticos y expresionistas. A veces uno tiene la impresión de que está ante obras de arquitectura de Erich Mendelsohn o Rudolf Steiner, notables arquitectos alemanes.
El director Umberto Scarpelli no fué la opción adecuada para dirigir el film, a tenor de los resultados finales. Los productores lo escogieron porque era un experimentado director de segunda unidad que había trabajado en muchos films italianos de los años 30, 40 y 50. Y porque además había escrito el guión del film de La furia de los bárbaros (1960) una de romanos y cachas que sí gustó bastante en su tiempo.
Scarpelli hizo una película rollo Maciste, pero sin demasiada acción, con un ritmo muy pausado y estático, con unos colores sobrios alejado de la purpurina y lentejuelas brillantes de films coetaneos, y con una estética visual para nada contemporanea (me refiero a los años 60 de aquel entonces) sino muy similiar al cine de los años 20 alemán.
La película fué un fracaso en su tiempo y fué considerada como "rara y excéntrica". De hecho fué la última película que dirigiría Umberto Scarpelli que en aquel entonces tenía 57 años, dejando de trabajar, practicamente, en la industria del cine.
Personalmente el film no me convenció demasiado, pero he de reconocer que tiene hallazgos visuales interesantes y de calidad.
Nombres en otros paises:
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ซึ่งเป็นผู้ผลิตของนครหลวง
Jätten av metropolisen
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