LA MASACRE DEL MICROONDAS - Wayne Berwick ( Microwave massacre - 1983 )























    Uno de los films de terror mas malos de la historia del cine, que traducido en cristiano, viene a significar que es una especie de film de culto para algunos devoradores de basura.

    Un albañil gordo y grotesco vive amargado con su mujer, que le chilla y putea en casa una cosa mala. Encima de semejante presión, a la mujer le ha dado por la alta cocina y le hace platos muy complejos y refinados, que le dan por culo al albañil.

    El hombre harto de tanta sofisticación quiere sus bocadillos de mortadela, sus judias y sus potajes. Es genial la escena del tipo indignado en la obra enseñando a sus compañeros un gran cangrejo que su mujer le ha hecho. ¿Cómo me voy a comer un cangrejo en la obra?

    Esto me viene a la mente una anécdota genial y 100% verídica. Ya sabeis que nunca os tomo el pelo.

    Hace ya muchos años, cuando trabaja en la construcción, estuve destinado en lo alto de una puta montaña, como a 3.000 metros de altitud, con un equipo de una docena de hombres, para construir una especie de refugio junto a unos remontadores de una estación de esquí. El edificio de dos plantas era grande, como de unos cincuenta metros de largo por unos veinte de ancho, así que nos llevó unos meses hacerlo.

    Meses que coincidieron con el maldito invierno. Estaba un equipo de técnicos franceses construyendo al mismo tiempo los remontadores cerca de nosotros, y la verdad que no hubo tiempo para hacer amistad. Había demasiado trabajo, poco tiempo y una climatología terrible. Hacía un frío que te cagas, con temperaturas que bajaban siempre de cero grados centígrados, hasta menos diez grados centígrados. Y que ni contar que muchos días nevaba y joder, cada día que ibamos hasta ahí subiendo con jeeps por unos caminos de cabras durante una hora, veiamos rastros de jabalís en la obra y alrededor de los barracones.

    Joder, un día los caminos de cabra parecían del hielo una pista de patinaje, y un jeep se deslizó para atrás, se giro de lado y se volvó, bajando como treinta metros del camino hacia abajo. Afortunadamente los tipos que habían dentro saltaron como gatos por las puerta, cuando el coche empezó a irse hacia atrás.

    Es decir: que el lugar era muy jodido, las condiciones muy duras y era realmente peligroso.

    Mi encargado, un viejo andaluz con mostacho, y un verdadero hijo de la gran puta, se ventilaba cada día media botella de whisky jb para aguantar aquello. Otro obrero estaba medio atontado todo el día, un portugues, porque se metía caballo(heroina) para soportar semejante mierda. Yo por mi parte tenía unas petacas llenas de vodka, que me zumbaba cada día. Medio borracho y cantando uno trabaja mejor bajo las nevadas y el frío, porque la cosa estaba en que el hijo de puta del encargado no permitía a nadie resguardarse del frío y de la nieve. Aquello, os lo garantizo, fue realmente duro.

    Era alucinante la visión del encargado, en un rincón de la obra, de pie, borracho, mirándonos, mientras nevaba y hacía una ventisca de cojones. El tipo, como una especie de estatua viviente, permanecía horas y horas de pie estático, sin decir nada, simplemente mirándonos y aguantando el temporal. De cuando en cuando caminaba hasta un barracón, agarraba el whisky, le pegaba unos tragos a la botella, y regresaba a su trabajo de estatua viviente. Así todo el puto día.

    La cosa era que comíamos en los barracones. Lo típico: bocadillos y fiambreras con comida de casa. No teníamos microondas, ni fuego, ni nada... Comíamos como los esquimales, tragando todo frío, como los pavos. Las botellas de vino barato volaban en la comida. Recuerdo un día haber traido yo como media docena en la mochila, y mas las que traía todo el mundo, nos soplamos como veinte botellas en una hora, mientras afuera se desataban todos los infiernos.

    Aquello me recordaba la película de La cosa, aquelle de la Antártida. Tras comer salíamos afuera, con un tiempo de nieve y vestiscas infernal. Solo faltaba que vinieran los lobos a acompañarnos.

    Suelto todo este rollo, porque al llegar navidad, la cosa se paraba dos semanas en las que teníamos vacaciones. El último día, me quise hacer el chulo(cosa que conseguí) y tocarle los cojones a todo el mundo, principalmente porque todos eran un atajo de ignorantes y cabrones.

    Así que mientras todos se trajeron el útimo día para comer bocadillos y fiambreras, yo me traje de casa en unos cacharros de camping de metal para guardar la comida, el siguiente menú: de primero angulas al ajillo y de segundo dos hermosas colas de langosta a la americana.

    Lo había preparado todo la noche anterior, y os garantizo que todo estaba MUY BUENO. De paso, me traje un par de botellas de champagne frances Pommery, que me encanta, y a la hora de la comida abrí todo ante los ojos de mis compañeros y de mi encargado.

    "¿Eso son langostas?" Preguntó uno.

    "Si. Son langostas. Y esto son angulas." Dije mientras me bebía mi champagne frances.

    Ni que decir tiene que disfrutaba por dentro como un hijo de puta, al ver a aquel ganado, a ese grupo de mamones, poniéndose enfermos de envidia cuando me comía mis langostas. ¿Habías escuchado algo parecido? ¿Un tipo de la construcción comiendo langostas con champagne francés en un barracón de mierda?¿Increible, verdad?

    Por eso, al ver la escena del tipo con el cangrejo, en este film, me recordó mucho esa anécdota. ¡QUE RECUERDOS!

    Total que el abañil del film mata a su mujer y luego se dedica a matar putas que lleva a su casa, las cuales descuartiza(no se ve nada, pues en este film no hay gore) y envuelve sus pedazos en papel de aluminio, que guarda en una nevera. El tipo se hace canibal, y prepara sus miembros descuartizados, en el microondas.

    Resumiendo el film es penoso.

    Su calidad es muy mala, no tiene nada de terror, no hay nada de gore, el gordo protagonista es un esperpento, miembros baratos de goma, y un grupo de chicas de buen ver en ropas muy ajustadas.

    Es graciosa y memorable esta escena(la única digna de recordar del film).

    Una chica con unas tetas tremendas camina energicamente por una calle. Sus tetas botan y botan marreándonos. Le da por mirar por un agujero de una valla de madera, que da a una obra. Un tipo que está por ahí le mete mano a traición. La chica salta del susto, y sus tetas salen de la ropa, y llenan el agujero de la valla. Los obreros ven el agujero de la valla desde el otro lado, con dos tetas inmensas en él, y corren para suponemos tocarlas y chuparlas.

    La película es tremendamente mala, en serio. Y solo dura 76 minutos justitos, una hora y cuarto. Demasiados son para lo poco que contaron.

    Menos mas que me he animado a contar alguna de mis batallitas en la obra, porque sino, esta review hubiera tenido solo un par de líneas, porque el film no da para más.

    BODRIO DE LOS QUE HACEN ÉPOCA.

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