Hellraiser 3 no está mal. Es mejor sin duda que la cuarta, y sin lugar a duda mucho mejor que todo el resto de secuelas que las siguieron a cada cual peor. Esta tercera parte de Hellraiser digamos que incide en que ahora los cenobitas son muchos más y más variados en sus aspectos y formas letales de matar o torturar, y que se manifiestan públicamente en medio de la calle, armando una especie de guerra o matanza indiscriminada contra los humanos. La matanza es brutal en una discoteca hasta la bandera, en la que no queda ni el gato con vida. ¿Qué tenemos? Sangre a patadas, muertes, un montón de cenobitas sanguinarios y en definitiva diversión ligera. ¡Si hasta se ve como echan un polvo! Esta tercera parte de Hellraiser rompe con las dos anteriores ya que ahora Pinhead es una especie de matarife que a todo el que pilla lo convierte en cenobita, reclutándolos para su ejército infernal. Atrás quedan las dos primeras partes en donde de una forma inteligente se planteaba matar por dolor y placer. Ahora ya los monstruos son monstruos comerciales, ahora se trata de matar a la peña y de proporcionar sangre, muchos efectos y espectáculo a los fans del terror o de hellraiser ávido de más carnaza.El film no es una maravilla, pero se toma en serio a si mismo como lo que es, sin engañar a nadie: puro producto comercial para pasar el rato. Al menos no nos comen la cabeza con tramas locas como en Hellraiser 7, bodrios demenciales como Hellraiser 6 o pasteleo adolescente tipo scream como Hellraiser 8. Esta secuela en definitiva es más de lo mismo, no aporta nada nuevo pero entretiene bastante, lo que ya es mucho. Ojo, no esperéis ver algo acojonante ni de quitarse el sombrero, pero está bien. Se puede ver.
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